Hidrógeno (H2) Verde

Actualmente el planeta está en medio de una crisis climática como consecuencia del calentamiento global que ha sido provocada por la sobreexplotación de recursos naturales y las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) provenientes de los diferentes sectores productivos. Dentro de este contexto, el sector transporte es el responsable de más del 20% de las emisiones totales de dióxido de carbono a nivel mundial, donde el 75% de esto se le atribuye al transporte de carretera, por lo que es una de las áreas con más preocupación a la hora de descarbonizar la matriz energética global (IEA, 2018). En Chile, la contribución del sector transporte en el total de emisiones de GEI alcanzó el 24% del total nacional según el último Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (INGEI, 2018).

DESCARBONIZAR LA MATRIZ ENERGÉTICA DEL TRANSPORTE

Chile se ha impuesto la meta al año 2050 de ser carbono neutral, por lo que el sector transporte, y en particular el transporte terrestre, son estratégicos para lograr su cumplimiento. Según el último Balance Nacional de Energía (BNE, 2018), el sector transporte fue el responsable del 36% del consumo primario de la energía en Chile, equivalente a 108,2 miles de Tcal y donde el 99% de esta energía provino de derivados del petróleo.

Al desagregar los consumos energéticos por modos, el transporte terrestre es el responsable del 82%, seguido de los modos: aéreo con el 12%, marítimo con el 5% y ferroviario con el 1%. En complemento a lo anterior, el 88% de las emisiones del sector transporte del país se atribuye a buses, camiones, vehículos livianos y vehículos comerciales (INGEI, 2018).


El impulso de la movilidad con tecnologías de cero emisiones es una tendencia mundial que buscan los países para descarbonizar la matriz energética del sector transporte y poder combatir el cambio climático. En esta línea de acción, ya se puede observar como países de Europa, Japón, Corea y USA están complementando sus políticas de promoción de vehículos eléctricos a baterías (BEV, por su sigla en inglés) con el uso de vehículos eléctricos con celda de combustible de hidrógeno (FCEV, por su sigla en inglés). Esta tecnología está ganando especial interés para el transporte cuya operación requiera alta demanda energética, como lo es el transporte de carga con camiones y/o viajes de largas distancias. Los FCEV utilizan hidrógeno (H2) como fuente de energía, por lo que creemos relevante explicar cómo se está haciendo uso de este gas para aplicaciones en el transporte, cómo será producido en Chile según la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, cómo funciona una celda de combustible, entre otros.

Definiciones Generales

El hidrógeno (H2) es el elemento más abundante del universo y posee propiedades que lo hacen un excelente portador energético para diferentes sectores industriales, sobre todo en el transporte.

Tecnologías en un FCEV

Los FCEV son vehículos eléctricos que tienen un motor alimentado con electricidad proveniente de un dispositivo electroquímico llamado celda de combustible o fuel cell. Es este componente y la capacidad de almacenamiento de H2 que diferencian a los FCEV de los vehículos eléctricos a baterías (BEV, por su sigla en inglés).

Hidrógeno en la Electromovilidad

En términos generales, los FCEV son una tecnología madura para el transporte terrestre y que está en su etapa de escalamiento para generar economías de escala. El parque de FCEV se concentra principalmente en países de Europa, Japón, Corea y en el estado de Los Ángeles-California en USA.

beneficios OPERACIONALES

Dentro del transporte terrestre, existen operaciones que requieren de alta demanda energética por viaje realizado, entre ellos, el transporte de carga con camiones y los viajes de larga distancia en buses. En estos casos el H2 presenta ventajas, optimizando el transporte de cero emisiones.

Aspectos de seguridad

Un vehículo a hidrógeno es igual o más seguro que un vehículo convencional (gasolina o diesel) o un vehículo que utiliza gas natural o gas licuado de petróleo. A nivel internacional ya existen estándares que velan por la seguridad en toda la integración de componentes de un FCEV.