Hidrógeno (H2) Verde

Beneficios OPERACIONALES de un FCEV

En el despliegue internacional de tecnologías vehiculares de cero emisiones se observa una tendencia en potenciar los FCEVs para aplicaciones de transporte pesado, donde ya es posible encontrar casos de trenes y embarcaciones que funcionan con celdas de combustible de hidrógeno. En el caso del transporte terrestre pesado, como buses y camiones, la tecnología de FCEV representa un complemento a los actuales BEV, ya que presentan características técnicas y operacionales que lo hacen una alternativa competitiva en casos de transporte de carga y viajes de larga distancia.

AUTONOMÍAS Y TIEMPOS DE RECARGA de los FCEV

Técnicamente los FCEV funcionan como vehículos eléctricos, generando todos aquellos beneficios que se asocian a la electromovilidad, entre los que se destacan ser tecnologías de cero emisiones de gases y partículas, con bajo nivel de ruido y maximizan su impacto ambiental cuando el suministro energético se hace con hidrógeno verde.

Desde el punto de vista operacional, los FCEV ofrecen altas autonomías por recarga, una característica deseable para el transporte de larga distancia y el transporte de carga pesado. Lo anterior se debe a la alta densidad energética del H2, pudiendo ofrecer cerca de tres (3) veces más cantidad de energía que los combustibles fósiles como gasolina y diesel, dada una misma masa de combustible (kg). Otro beneficio en la operación de los FCEV es el tiempo de recarga, similares a un vehículo convencional gracias a los surtidores de H2 a alta presión. Un bus puede tomar entre 8-9 (min) para una carga completa que le de una autonomía de 400 (km) aproximadamente, mientras que un camión pesado podría tomar alrededor de 10-11 (min) para una carga completa que le de una autonomía de 750 (km).

Alternativas de reabastecimiento para flotas de FCEV

Tal como ocurre con la implementación de flotas de BEV, donde se dimensiona y selecciona el o los tipos de cargadores a utilizar, para el caso de los FCEVs la infraestructura de recarga es un factor relevante en la configuración de un proyecto de movilidad con H2, principalmente por los elevados costos de inversión, los cuales se hacen rentables en la medida que muchos FCEV la utilicen (Revisa la iniciativa H2ME de Europa).

Las estaciones de recarga de hidrógeno se clasifican según como se hace el suministro del energético a dicha estación. Por un lado, si la estación de recarga produce su propio hidrógeno en el mismo lugar en que se abastecen los FCEV, nos referimos a una estación del tipo “on-site” o también denominada hidrogenera. Por otro lado, si la estación no produce su propio hidrógeno en el mismo sitio, se denomina estación de tipo “off-site” o hidrolinera, pues se abastece de combustible de manera externa y lo almacenan para el aprovisionamiento de las recargas a los usuarios finales. Normalmente las estaciones de carga suministran a 700 bar para los vehículos livianos y a 350 bar para buses y camiones.

Para el caso de las hidrolineras, el suministro de hidrógeno hasta la estación de recarga puede ser realizado mediante el transporte del H2 en estado gaseoso (GH2) o en estado líquido (LH2). Este último presenta ventajas con respecto al gas, ya que es posible almacenar más cantidad en un mismo espacio (cerca de 70 kg por m3) debido al aumento en su densidad. Sin embargo, para contener el hidrógeno en estado líquido se requiere de equipos especiales y costosos para mantener su temperatura por debajo de los -253°C. Finalmente, el transporte del hidrógeno hasta las hidrolineras también puede hacerse con camiones especialmente equipados para GH2 o LH2 o mediante tuberías.