Mujer. Su tierra. Su derechos. Su energía
Mujer. Su tierra. Su derechos. Su energía
16 Jun 2023
Mientras crecía me encantaba ver todo verde. Los que tenemos un poco más de años nos acordamos de inviernos lluviosos y parajes frondosos, los que cada vez cuesta más encontrar y así lo evidencian las estadísticas del Ministerio de Agricultura que indican que el 23% del territorio nacional se encuentra en estado de desertificación y un 53% en estado de sequía.
En Chile además de contar con el desierto más árido; hemos contribuido, al igual que en el resto del mundo, en aumentar la desertificación de los suelos por acciones antropológicas, acentuando aún más los efectos del cambio climático, perdiendo tierra fértil y vegetación conformando una biosfera más frágil.
A nivel mundial, se observan fenómenos similares, lo que incentivó a las Naciones Unidas en 1994 a declarar el 17 de junio como el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, momento que busca crear conciencia sobre la relevancia de abordar y dar soluciones a la desertificación y la sequía, sus graves problemas presentes y los futuros para toda la humanidad.
Cada año para este día, las Naciones Unidas escoge un foco de trabajo, en 2023 se definió ”Mujer. Su Tierra. Sus Derechos”. Y no es de extrañar, ya que por ejemplo en Chile, 114 mujeres entre 20 y 59 años viven en familias rurales pobres por cada 100 hombres. Por otro lado, en los países en desarrollo, las mujeres aportan el 40% de la fuerza laboral agrícola, aunque menos del 15% de ellas son propietarias de tierra, evidenciando la necesidad de avanzar en los derechos de las mujeres.
Los distintos eventos que se desarrollan en torno a esta temática, buscan discutir políticas y acciones necesarias para avanzar en los derechos de la mujer y promover el liderazgo femenino en el manejo sostenible de la tierra, incluyendo una campaña para promover ejemplos exitosos ( #HerLand).
Dentro de los convocados, está el sector privado a los que se les invita a priorizar el financiamiento para mujeres y facilitar el acceso a tecnología, lo cual pasa por tener una infraestructura habilitante.
Si lo pensamos, una combinación doblemente virtuosa sería que además de acceso a tierras se acompañe con acceso a energía limpia, elemento clave para impulsar un desarrollo rural sostenible. Al proporcionar las herramientas necesarias para aprovechar los recursos naturales de manera sostenible, promoviendo la conservación del medio ambiente y de la biodiversidad, aumentando la autonomía territorial y expandiendo las posibilidades sustancialmente para las mujeres.
El acceso a energía limpia como la energía solar o eólica, especialmente en zonas rurales aisladas, permite la electrificación de consumos energéticos con impactos no sólo en el nivel de pobreza sino que también en la calidad de vida de todo un grupo familiar y de la sociedad.
Con la electrificación se abren muchas puertas, que para los que vivimos en ciudades es un tópico que damos por sentado. Por ejemplo, situaciones como disponer de más tiempo de luz para destinar a otras actividades como la lectura o el estudio, que unido a una mayor cobertura de servicio de Internet, permitiría a más mujeres no sólo adquirir conocimientos para trabajar de mejor forma sus tierras sino que también acceder a plataformas para comercializar sus productos y participar más activamente en las decisiones familiares, además de otros beneficios.
La transición energética para que sea justa no puede dejar atrás a nadie, requiriendo una mirada integral e inclusiva, que empodere a las mujeres y niñas para desarrollarse en cualquier ámbito, redundando en un tejido social más resiliente, que usando la analogía de la expresidenta Bachelet, permite contar con todo el equipo de fútbol para el gran partido que nos plantea la batalla con la desertificación y la sequía.
Paulina Musalem – Embajadora Equality in Energy Transitions
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